15/07/17
Nos levantamos a la hora acordada con el ruso-armenio , y allí está él, en el campo, preparando los caballos.
Salimos con tranquilidad, nuestro plan hoy es dormir a medio camino de la frontera con Iran, y no son muchos kilómetros.
Ha resultado ser un bonito pais Armenia
Tenemos una única gran preocupación. Un ruido extraño que hace el coche. Como si arrastrase algo cada vez que frenase…
Marco haciendo como que sabe de mecánica intentando ver que hacía ese ruido
Reservamos por booking, aprovechando un wifi abierto de una tienda, un hotel o similar a 16€ los tres. Siguiendo indicaciones llegamos a donde se supone que estaría el hotel,pero en su lugar hay unos edificios abandonados. Nadie sabe nada de este hotel, pero preguntando en una tienda, nos dicen que esperemos. Tras una llamada de teléfono, aparece una señora mayor que nos lleva al hotel.
Efectivamente, era uno de los edificios abandonados que vimos. Un hotel ruso de mediolujo venido a menos, que ya no acoge a nadie, y suponemos que la señora aprovecha los pocos turistas que vienen por aquí para sacarse un dinerillo.
Tras pasar por varios ostentosos pasillos y escaleras (claramente deterioradas) y algunas habitaciones con tiestos hasta la puerta, llegamos a nuestra habitación. Al verla decidimos que no nos quedaremos aquí, las camas son enanas y todo está lleno de polvo. Seguro que encontraremos algo mejor.
Dificilmente le conseguimos decir a la mujer que nos vamos, pues no sabemos ni que idioma habla.
Finalmente, acabamos en un camping, cerca del hotel, con piscina y lavadora. ¡Los dueños del camping super amables! Los armenios son mas simpáticos que los de Georgia. Nos atrajo la idea de dormir en una de las casa en árbol que tenían, pero por desgracia los mosquitos pensaron lo mismo durante esa noche.
16/07/17
Marco tiene pesadillas con el ruido de la furgo, así que antes de salir, la levantamos con el gato a ver si averiguamos algo. La rueda hace un extraño ruido al girar, como si arrastrase algo ¿quizas una piedra en las pastillas de freno?
Por suerte, justo enfrente hay un mecánico y uno de los empleados del camping nos lleva hasta él. Un armenio con la mitad de la dentadura de oro, y a pesar de ser domingo esta abierto. Tras escuchar el ruido nos mira y dice «small problem». Tras desmontar la rueda nos enseña la pastilla de freno, totalmente gastada.
El cadaver de la pastilla a la derecha, la nueva a la izquierda
No hay recambios del mismo modelo, pero aqui son unos supervivientes, asi que consiguen fabricar unos soportes para poder enganchar una pastilla de otro modelo.
La sala de espera
Unas 4 horas después y con 50€ menos decimos adiós a nuestro mecánico.
Seguimos hacia el sur, ahora sin ruidos extraños. La carretera comienza a ascender de nuevo y, relajados por la ausencia de ruido en la rueda, nos relajamos hasta que «piiii» la señal de parar el motor vuelve a sonar. La temperatura sigue subiendo.
Utilizamos un truco aprendido de nuestros amigos camioneros turcos, poner la calefacción. Esto es, a más de 30º, poner la calefacción era justo lo que hacía falta.
Comenzamos a buscar un lugar donde comer que admitan euros y, en uno de estos sitios vemos un WiFi que nos resulta familiar :»KiwiNomads».
Anda, ¡los kiwi están aquí! Pronto vemos su enorme y cantosa ambulancia y nos acercamos a saludar. Los KiwiNomads son otro equipo del rally, formado por 5 neozelandeses jubilados y viajan con una enorme ambulancia increíblemente bien equipada (mesas, sillas, un equipo WiFi…)
Nos invitan a comer mazorcas con mantequilla y tenemos una agradable conversación donde descubrimos que vamos a pasar la frontera de Irán juntos, así que quedamos en vernos por la mañana allí.
Unos kilómetros más, cerca de la frontera, encontramos un hueco donde poder esconder la furgoneta y dormir. Montamos las tiendas y esperamos un rato para acostarnos.
En ese tiempo, llegan unos camioneros y empezamos a incomodarnos. Si los camioneros utilizan este sitio para dormir debería ser seguro, aun así no podemos evitar estar preocupados. Estamos en una zona en la que el gobierno de España no recomienda viajar por haber estado en guerra con Azerbaiyán, de hecho esta marcada como conflictiva. Decidimos que lo mejor es acercarnos a saludar. No hablan inglés, ni nosotros armenio, pero una conversación a señas deja claro que todos pensamos dormir allí.
Nos invitan a comer con ellos y nos ofrecen pan, huevos y tomate. Al poco sacaron una botella de 7up que en realidad era vodka, pero claro, como venían de Irán, y allí es ilegal pues la llevaban escondida, y entre tres tuvimos que dar cuenta de ella, porque se ve que es de mala educación no beberlo con ellos.
Varios chupitos de vodka después nos vamos a la cama, pensando en lo distinto que es todo aquí.
17/07/17
Nos levantamos pronto, pues queremos llegar a la frontera lo mas pronto posible. Ya empezamos a ver el rocoso paisaje iraní.
El rio que separa Armenia de Irán
La salida de armenia no es difícil, puro trámite al que ya nos estamos acostumbrando. Un pequeño puente separa ambos países. Esta frontera es muy poco transitada.
Un garito de policia, con dos iraníes nos recibe. Debemos pasar andando y luego el chofer debe pasar el vehículo, por lo que decididmos ir a buscar a nuestro fixer.
¿Fixer? Pues si, porque hemos contratado a un local para que nos ayude a pasar la frontera, para que nos facilite el tema de los seguros a contratar y demás… básicamente la alternativa era dejar una fianza de 2000 €, cosa de la que no nos fiábamos.
Tras pasar el control,no encontramos a nuestro hombre, decidimos esperar un rato antes de realizar las llamadas correspondientes, y en eso que aparecen los kiwi nomads, que tambien tienen contratado al mismo fixer. Según nos dicen, han hablado con él, y llegará en 10 minutos, minutos iraníes, que resulta ser cerca de 1 hora.
Bueno, una vez con el fixer, nos dirigimos a otro edificio lleno de ventanillas,pero con 3 personas atendiendo, y todo en perfecto iraní. 5 minutos nos dice el fixer, lo cual se convirtió en 30 minutos de espera, en los cuales nuestros papeles no paraban de ir de un lado para otro, pero aparentemente sin propósito. Es dificil explicar la situación sin estar allí. La sensación de que todos hacen como que estan trabajando pero aparentemente no hacen absolutamente nada.
Bueno, finalmente, vuelve nuestro fixer y nos informa que faltan 3 horas de espera, y tras pasar esas 3 horas, nos informa que faltan otras 2 mas… eso nos situa en las 16.00. Claro, la hora de la siesta, y eso va a muerte en Iran. Cierran todas las ventanillas y se retiran hasta las 18.00.
Así nos quedamos con cara de tontos, 3 españoles y 5 neozelandeses. Miramos al fixer, el cual se encoge de hombros y nos mira con cara de resignación.
Bebidas iraníes. Una es fácil de identificar
Finalmente a las 19.00 nos dan los papeles y ya podemos entrar en el país (unas 10 horas después), el coche lo inspeccionan por encima, y salimos dirección Tabriz junto a los kiwis, y a medio camino encontramos un sitio para cenar con un guesthouse al lado (12€ los tres)
Junto a los kiwis saliendo de la frontera iraní